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__No nos quedan palabras
Vencejos en lugar
de golondrinas;
solo suspiros huecos
volando alrededor
de una torre de iglesia.
No nos quedan palabras.
Se obvian los sentimientos,
el alivio fraterno
en un seno de paz,
pues la voz agoniza.
Día a día envasada,
escanciada al oído,
impactando retina
de forma irreversible,
transporta corazones
en burbujas asépticas
de soledad social garantizada.
El fuego familiar se ha apagado
y trasladan su féretro
informática, prensa,
televisión y radio
y aún no hemos traducido
el desolado llanto de los niños.
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