__Mª del Mar
La luciérnaga
juguetona de tu pelo al sol,
amado
por la arena su cuerpo en un abrazo
y
salpicado por el agua, las olas pulen
la
flor de la sonrisa en su pequeña faz.
Persigue
a la espuma y corre delante de ella.
Al
alcanzarla, grita de gozo.
Pasa
una motocicleta en estruendoso ruido,
una
veloz nube de polvo empuja un descapotable.
Todo
el mundo vuelve la cara. La niña juega.
Enigmas.
Las conchas monedas valiosas,
verdaderos
mensajes de grandeza las caracolas,
un
imperio el mar y huestes, las olas amigas.
Arena
mágica lleva en su cubo
para
sus pies de manteca enterrar en un hoyo
y
fabricar, incansable, fantasías y sueños.
Un
pájaro de hierro a birreacción
truena
el aire perseguido por el humo.
Todos
vuelven la cara. La niña juega.
Ha
parado su tarea de pronto
y
del horizonte le trae un mensaje la brisa
dejándola
boquiabierta. Nadie vuelve la cara.
A
lo lejos también se baña una hermosa yegua.
Corre
y grita, con presuroso y menudo paso.
¡Papá!,
¡papá!. ¡Un guagua!, ¡un guagua!.
No
es un guagua; es, un caballo.
¡Mamá!,
¡mamá!. ¡Un guagua!
Si
vidita, un guagua. ¡Papá no entiende!.
Da
igual como se llame
si
a tus años, ¡a tus dos años!, es importante.
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