"Son los libros
calles que caminan. Los hombres que escriben
calles no necesitan que les dediquen libros,
vuelan libres sus nombres por los caminos del
mundo,
comenta José
Diego García Guirao,
autor del prólogo, poeta, profesor de
enseñanza primaria y amigo de Antonio, que continua
diciendo: Los pueblos se nos mueren a la
espalda, es la muerte el colofón del libro
de la vida. Muere el hombre con cada latido
de su verso y es su libro el alma que pervive
a la muerte de su mano y su garganta.